Messi, Nobel de física

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Messi, Nobel de física

Después de que Bob Dylan haya sido nombrado Nobel de literatura, yo me debato para el de física entre dos candidatos: Ronaldo y Messi, pero quedo con el último.

Me pregunto donde tiene Messi su centro de gravedad, por qué nunca cae, como lleva el balón pegado al pie… Por todo esto, ¡Nobel física! ¡¡¡como chuta!!!

¿Que pienso? ¿que quiero decir? Que de las letras, el humanismo y la religión se puede decir cualquier cosa y aquí nadie se queja. Las letras -la literatura-están totalmente devaluadas; más, por los suelos. Y la religión, también. Si en  física hicieran lo mismo, no aguantaría una sola presa, puente, central…

Los referentes morales son un deportista en una ONG veraniega o una modelo dando pasta en África. Lo peor es que no pedimos más. Nos confirmamos con eso.

Necesitamos referentes de verdad, ¡que existen!, vecinos que dan la vida por su familia, por su trabajo, por su barrio. Como tú y como yo, pero extraordinarios. Normales, como tú y como yo.

Las iconos religiosos son lo que Dylan a la literatura: una bonita canción. ¡que no! Un tipo religioso, una mujer con fe, son un coloso de humanidad, de alegría, de paciencia y de buen humor: de esperanza.

Es necesario levantar con nuestras vidas el valor de lo que no se ve: el arte, la literatura, las letras… El amor. Si, el amor… Y la fe. Porque fe y amor es creer que se puede querer para siempre.

Premios de fe y amor. Amor y fe.

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Comentario (1)

  • Inmaculada Contestar

    Que tiempos aquellos en los que una empezaba a conocer lo que eran los referentes morales. Que tiempos aquellos cuando llenaba mi mesa con las estampitas de todos mis santos antes de comenzar ese examen del que no me había mirado ni el nombre de la asignatura y llegaba la monja para llevarse todo mi arsenal de santos mientras me decía “lo siento hija pero aquí el milagro de aprobar lo tendrás que hacer tú como dicta nuestro lema de Ora et labora”. Pero el más difícil todavía venía cuando a eso había que añadir toda la humildad de acción e intención porque a la más mínima muestra de querer convertir tu acción en proeza tu conciencia ya dejaba de creer en ti y esa sensación de ir hacia la deriva de la valoración ajena no se la deseo ni a mi peor enemigo. Cuantas peticiones lanzabas entonces al señor implorando que el camino se allanara y la monja se fuera de misiones, para comprobar más tarde,(a punto de finalizar el curso escolar y cuando ya habías agotado todas tus fuerzas en la estrategia de prestarte como voluntaria en todo lo posible, con la humilde intención de ganarte la confianza de la monja) que te había tocado la monja veterana de guerra y aspirante a teniente O´ Neil infranqueable por todos sus frentes, entera e integra, sin grieta ni fisura alguna por donde quebrantar su paciencia o ablandar su carácter y con sus pilas duracell cargadas para todo un año o lo que hiciera falta. No quedaba otra, al final te tocaba hincar codos y hasta ponerte a estudiar los exámenes finales para aprobarlos. Las secuelas de aquello las sigo madurando pero la inercia de ese proceso es lo que le pido a Dios que no me quite porque es la estrategia que siempre funciona en los momentos difíciles de la vida: en el banco y de rodillas para alzar mis plegarias y en la vida con mi esfuerzo para conseguir las cosas. Y lo más importante: no intercambiar papeles y acabar pensando que es Dios quien tiene que esforzarse en conseguirme las cosas y que soy yo la que le concede a Dios el deseo de ayudarme eternamente por su ilimitada misericordia. Y de premios o candidata a nominaciones, nada, que a mí ya no me engaña nadie con esa treta, eso más que darte algo te quita…seguro!

    30 octubre, 2016 at 9:31 am

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