La esperanza en el COVID-19

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La esperanza en el COVID-19

Por EULISIS SMITH:

Según el profesor Henker (1985) de la universidad de Arkansas, una mujer de 47 años, que había recibido un trasplante de válvula mitral se aquejaba de mucho dolor y que no podía vivir de esta manera, fue sometida nuevamente a una operación. Debido a los fallos y descompensación coronaria, ella mostraba una clara desgana y una actitud pesimista, percibía que no podía pasar por esta situación. Sus frases eran “no podré con esta situación”, “estoy ya pronta para irme”… Sus hijos adolescentes eran indiferentes y le hacían sentir que estaba de más. La operación fue un éxito y a los dos días de postoperatorio la mujer murió de un fallo cardiaco. Todos los servicios estaban disponibles excepto uno, la predisposición del paciente, el factor esperanza que juega un gran papel en todo en la vida, la fe de las personas que permiten que se hagan milagros.

La esperanza tiene mucha relación con lo que esperan la personas: si somos capaces de esperar lo mejor, tendremos un porcentaje muy alto de que llegue lo mejor, si esperamos siempre lo peor, el temor y la angustia serán los carceleros de tu felicidad y de tu alegría.

En muchos casos la desesperanza incapacita a las personas para triunfar, incapacita para tener el éxito que te mereces, por tanto debemos de aspirar siempre al desarrollo de la esperanza como medio para elevar la salud y el bienestar. Así lo propone (Pereyra, 2010) en su estudio sobre titulado Esperanza, Salud y Bienestar. El empresario Chino Jack Ma, Fundador y Presidente Ejecutivo de Alibaba Group solicitó entrar a Harvard en 10 ocasiones y fue rechazado en todas, cuando llegó KFC a China 24 personas se presentaron para trabajar en esta prestigiosa cadena solo aceptaron a 23 fueron y él fue el único que no fue aceptado. Solo con un alto grado de esperanza podrás alcanzar tus
logros y cumplir tus metas. Este gran empresario sostiene en su teoría de éxito que todos los días se presentan oportunidades para el crecimiento personal, el desarrollo social y el desarrollo económico, pero en muchas ocasiones las personas no están preparadas para ver esas oportunidades.

Mantener un alto nivel de esperanza eleva la calidad de vida, permite permanecer optimistas a las personas, mejora la autopercepción personal, evita estados depresivos y eleva las posibilidades de alcanzar el éxito en cualquier ámbito.

 

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