Monarquía corrupta

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Monarquía corrupta

Si Melchor deja sus presentes en los hogares españoles porque el niño ha sido bueno, si Gaspar quema su incienso por la buena conducta de los infantes, y si Baltasar derrama su mirra sólo a aquellos que tuvieron excepcional comportamiento… me queda únicamente decir que esos reyes son unos corruptos. Monarquía corrupta, eso es lo que son, porque ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltasar hacen lo que el niño Dios desea. Se han corrompido pensando como piensan los hombres, y no como piensa Dios. Esta consideración me da pie a dos reflexiones que quiero compartir contigo. Allá van.

El premio del deber es su cumplimiento. Siempre recordaré al brillante compañero de mi infancia que sacaba todo dieces. Recibía indefectiblemente la misma respuesta por parte de su Progenitor A (?): “muy bien, hijo mío. Has hecho lo que tenías que hacer”. Nada de bicicletas, donuts o premios a lo que es el deber cumplido. Pero ojo, que el tema no es de dieces. La misma regla vale para el que saca todo cincos o suspende dos: muy bien, hijo, si haces lo que está en tu mano… porque cada uno tiene sus propias capacidades.

Exhortar al deber con premios parciales es tratar al hijo como a los canes de Pavlov. Premio o castigo, como Skinner en Walden Dos. Se puede hacer en ocasiones. De tanto en tanto puede ser útil, pero lo que el niño agradecerá por siempre es haber aprendido de su padre que la honradez y el deber cumplido satisfacen la conciencia como ningún regalo del mundo. “He hecho lo que tenía que hacer”. Además, entenderá que haciendo lo que puede ya es suficiente, y no se comparará con quien es más listo, o tiene más, o es más caprichoso. “Hago lo que puedo y punto”. Así se forja una conciencia tranquila y feliz.

La segunda consideración. Cristo buscó la oveja díscola, esperó al hijo pródigo, se esforzó por encontrar la moneda que perdida, perdonó a la adúltera, fue misericordioso con el ciego y el paralítico, con el leproso y la hemorroísa. Digamos que la ley de Cristo es dar al que no tiene. ¿A qué viene eso entonces de recibir porque somos buenos? Los del tiempo de Cristo recibieron sobre todo por ser pecadores… “Ese maestro vuestro come con publicanos y pecadores” decían los fariseos.

Por eso, si te has portado mal este año, con mayor razón los reyes traerán sus presentes: porque no atienden a lo que hacemos. Si así fuera, todos recibiríamos carbón. Prestan atención, sobre todo, a la misericordia de Dios, que al traer sus bienes busca cambiar nuestros corazones.

El punto a considerar es si sus regalos son correspondidos con nuestra misericordia. Dicho de otra manera: si la ley del perdón se extiende también a nuestra vida.

Abran juego, señores. Los comentarios son la vida de este blog; espero el tuyo… y sobre todo espero, con tu ayuda, mejorar juntos para intentar ser cada uno embajadores de misericordia que dan sin esperar.

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